Regularmente uno Escucha y Razona, pero eso lo aprendimos en la escuela, porque nuestras abuelas y nuestros abuelos nos enseñaron a Escuchar a través del Corazón.
Escuchar a través del Corazón es escuchar a través de la naturaleza y a través de los sueños.
Escuchar con el Corazón se hace algo necesario en estos tiempos de individualidad en que solemos escucharnos a nosotros mismos, como un eco incesante que nos ensordece.
Escuchar con el Corazón es también escuchar a los árboles, a los cerros, a los ríos, a las hormigas, a las chicharras, que también tienen su propia voz.
Cuando nos desprendemos de nuestra individualidad podemos aspirar a esa colectividad, y en esa colectividad, en esa comunidad está una tremenda sonoridad de la naturaleza, y la riqueza de un sueño que le ocurre a una persona de nuestro pueblo también afecta a todos los que viven alrededor de él.
Mikeas Sánchez, Poeta Zoque
Obra de creación sonora dedicada a Mikeas Sánchez:
Zael Ortega fue entrevistado por el poeta nahua Martín Tonalmeyotl para el programa de radio Ombligo de Tierra en 2020 a propósito del proyecto Aprender a Escuchar
Nos da mucho gusto poder compartirte una entrevista en el emblemático programa radiofónico Ombligo de Tierra, fundado por Mardonio Carballo y conducido por Martín Tonalmeyotl, en donde exponemos algunas líneas de trabajo en la creación sonora y sus imbricaciones con el pensamiento crítico situado, la filosofía, la escucha, la ética política y la investigación creadora.
Antes que nada, nos gustaría mencionar que las siguientes hipótesis de trabajo respecto a la investigación creadora, tienen como principal propósito promover una propedéutica seminal sobre este tema. Para ampliar el diálogo también te recomendamos nuestro siguiente trabajo realizado en 2010:
El pensamiento crítico situado es entendido aquí como una ruptura con la cotidianidad adversa e injusta y como un desprendimiento epistémico que, desde la voluntad de querer vivir, promueve una ramificación existencial de alternativas y juicios desde la propia realidad. Este modo de pensamiento crítico es un tipo de pronunciamiento ante el mundo, que además tiene como objetivo poner en crisis al mundo, un pensamiento crítico que nada tiene que ver con el racionalismo científico, y que por el contrario, cuando dicho modo de pensar surge de la conciencia (y autoconciencia) ética y política, de la interpelación, la inconformidad, la resistencia, la disidencia y la oposición crítica a los principios y valores que impone un determinado sistema predominante e injusto, es cuando genera una ruptura con el orden, la certeza y la certidumbre de lo racionalmente establecido y aceptado. Es por ello que el pensamiento crítico situado constituye una forma desiderativa, volitiva y heterónoma de pensar que no tiene una relación de dependencia ni mucho menos de subordinación con el conocimiento científico.
El pensamiento crítico situado tendría como primera condición de posibilidad Aprender a Escuchar la voz del otro/a, con toda la sensibilidad y la corporalidad políticas que articulan su enunciación. Es decir, para poder pensar es imprescindible una Escucha Ética, esto significa principalmente dos cosas: por un lado, la responsabilidad por el cuidado y la afirmación de la vida, y por otro lado, la apertura, la inclusión y la complementariedad de otros modos de pensar distintos al propio. Esto implica aprender del pensamiento de otros/as para Aprender a Pensar, y ello a su vez para poder construir una conciencia crítica propia, que promueva y proponga nuevas y mejores alternativas de vida. Es por ello sumamente necesario y urgente poner en común nuestros modos de pensar y crear, porque ya no es suficiente pensar sin crear, es decir, ya no es posible limitarse a teorizar sin crear un pensamiento ético crítico propio; pero tampoco es ya suficiente crear sin pensar, es decir, ya no es posible crear desde América Latina ignorando la urgente necesidad de construir un pensamiento crítico situado, inspirado en los grandes aportes de los movimientos anti-sistémicos de los pueblos originarios, porque tal como afirma el pensamiento en clave tojolabal, es necesario Aprender a Escuchar el Pensar y Aprender a Pensar el Escuchar.
El pensamiento crítico situado, tal como decíamos, tiene una fuerte relación simbiótica con la creación, ya que por su carácter inconforme, empecinado y en permanente resistencia, interpela, critica y cuestiona las condiciones injustas y hostiles de un sistema hegemónico y totalizado. En el caso específico de la creación, su trabajo podría verse representado en proponer éticas y políticas que tengan el poder de usar los medios necesarios para la resistencia y sobrevivencia de un bloque social oprimido y excluido por un determinado sistema, y que por tanto dichas éticas y políticas se sitúen interpelando y asediando permanentemente a la mundialización neoliberal. Asimismo, el trabajo de creación también podría verse representado en contribuir, colaborar, cooperar con la construcción de una conciencia ética y una conciencia política en otras personas, otros escuchas y otros grupos sociales. De igual forma, es imprescindible que desde la idea de Creación y de Escucha realicemos una autocrítica a los masculinismos y a las estructuras históricamente patriarcales, a los privilegios de raza, clase, género y sexualidad, así como realizar una crítica seria y honesta tanto a la colonialidad del poder como al colonialismo interno dentro de nuestros propios campos de acción sonora, por muy experimentales que estos puedan llegar a ser. Y lo más importante, pensar categorialmente «desde dónde» estamos creando la obra: desde qué tipo de realidad, desde qué lugar geopolítico (y no sólo geográfico) y desde dónde nos estamos localizando epistémicamente para enunciar nuestra obra. Es por ello que este modo de creación se encuentra más arraigado en la ética política que en la estética científica.
Desde este horizonte de pensamiento, la investigación creadora es algo muy distinto a la investigación artística, es decir, la idea de investigación creadora no se refiere a la investigación «sobre» el arte, ni tampoco se refiere a la investigación «para» el arte, sino por el contrario, la investigación creadora se refiere específicamente a la investigación desde la creación (y no desde el «arte» entendido históricamente como «ars» en su acepción geopolítica latina, o «tékhne» en su acepción geopolítica griega), es decir, la creación es entendida aquí como una crianza para el cuidado de la vida (como la idea de lxs wawas o la Pachamama andina), lo que significa que la creación es una ética del cuidado de la vida, y que por tanto desde aquí tiene como propósito metodológico la responsabilidad ética de poner en diálogo la historia oral, la memoria política y la Escucha, que contribuya a visibilizar y reconocer otros modos de Aprender a Escuchar, Pensar y Crear, porque desde esta idea de creación Aprender a Escuchar significa Aprender a Pensar. En esta investigación creadora también dialogan, por un lado, los campos de la investigación antropológica y sociológica; y por otro lado, los campos de la música electroacústica, el arte radiofónico y el documental sonoro. Todos estos campos fundamentan la construcción de una Ética Política de la Escucha, otro proyecto propio de investigación creadora que iniciamos en 2010 y desde donde parte toda nuestra idea de creación sonora y radiofónica entendida como Organización de Sonido. Es así que uno de los propósitos de esta investigación creadora es mostrar que la creación sonora no sólo tiene que ver con arte sonoro de museo, paisaje sonoro, ruidismo, improvisación sonora, programación/código sonoro, sino que por el contrario bien puede contribuir, colaborar y cooperar para la construcción de un pensamiento crítico situado desde la creación sonora.
Algunas otras líneas interdisciplinarias de esta investigación creadora son:
• La Escucha Situada como método antropológico y sociológico, la cual utiliza entre otros recursos la ética política, la historia oral, la etnografía, la memoria política, la historia de vida y, desde luego, la entrevista.
• La filosofía de la liberación latinoamericana: principalmente su ética política.
• La geopolítica y corpopolítica del saber, del sentir y del pensar.
• La filosofía en clave tojolabal y las diversas epistemologías indígenas.
• Los feminismos descolonizadores (como Karina Ochoa, Ochy Curiel, Aura Cumes, Yuderkys Espinosa, et al.).
• La historia oral andina y la crianza andina de la escucha.
• La colonialidad del ser.
• La estética política latinoamericana entendida como una sensibilidad y corporalidad racializadas.
• La teología feminista y la teología de la liberación (Michael Löwy, Enrique Dussel, Juan Carlos Scannone, Leonardo Boff, Pablo de Tarso, et al.).
• Y en general la creación crítica desde el pensamiento crítico latinoamericano, entre otras líneas de investigación.
Es así que este método de creación sonora también trata, dentro de lo posible, de someter a crítica los modos de creación de conocimiento a través de los cuales, precisamente, se crea una obra sonora. Esta crítica tendría cinco cuestionamientos preliminares:
¿Quién crea la obra sonora?
Es decir, ya no es posible seguir hablando de la objetividad y neutralidad del “artista universal”, ignorando la localización geohistórica y geopolítica, así como la localización social, racial y de poder de quien crea la obra, que lejos de la idea moderna del “artista ilustrado”, se encuentra situado en una corporalidad encarnada, atravesado inevitablemente por sentimientos y afectos, por una historia de vida, por relaciones de poder y por subjetividades.
¿Desde dónde se crea la obra sonora?
¿Cuál es el lugar político de la creación?
Es decir, ¿en qué tipo de realidad social se sitúa la creación, a saber, desde una realidad adversa o desde una realidad con privilegios económicos, sociales, raciales, de género y de sexualidad?
Porque tal como afirma Ochy Curiel:
«Mi posición como una mujer socialmente construida, afrodescendiente, nacida en una isla del Caribe, lesbiana feminista por posición política, activista a la vez que académica, probablemente me otorgue cierto privilegio epistémico para abordar estos temas, sin embargo, aunque estas situaciones podrían brindarme ciertas legitimidades para abordarlos, creo que cualquier persona, sea intelectual o activista de esta región latinoamericana y caribeña, que se proponga estudiar las estructuras y relaciones sociales, como son los propósitos de la parte de las disciplinas de las ciencias sociales, por la herencia colonial que nos ha atravesado, deben considerar las categorías de clase, raza, género y sexualidad, como centrales en sus propuestas teóricas, epistemológicas, investigativas y de actuancia, de lo contrario se sigue siendo parte de esa masa de intelectuales y activistas que siguen los cánones establecidos para continuar colonizados y colonizadas».
¿Hacia qué grupos sociales está pensada o destinada la obra sonora?
¿A través de qué canales o medios sociales se da a conocer la obra creada?
Intentar responder estos cuestionamientos exige, desde la propia creación, la autodeterminación de una conciencia crítica que a su vez articule una política de la sonoridad que vaya más allá de los campos sonoros predominantes de siempre (como los ya mencionados con anterioridad), que además ponga en crisis los privilegios mestizos de clase, raza, género y sexualidad del propio creador, y también los del escucha, y ello a su vez también exige (tal como decíamos) que ambos asuman un posicionamiento ético político frente al colonialismo interno y a la colonialidad históricas, y asimismo que sometan a crítica las condiciones de marginación y desigualdad social real, al margen de todo folclorismo, exotismo y extractivismo cultural.
Finalmente, es muy importante subrayar que para este proyecto el trabajo de creación no significa volverse portavoz de nadie, ni hablar en lugar de alguien, ni tampoco sustituir ni representar la voz de nadie, mucho menos apropiarse de los saberes de Otros/as. El trabajo de creación, para este proyecto, exige interpelar, criticar y cuestionar los principios y valores impuestos por un sistema hegemónico vigente. Es por ello que, tal como ya lo mencionamos, este modo de creación se encuentra más arraigado en el campo de la ética política que en el campo de la estética artística, ya que esta última privilegia la idea del “genio” del artista entendido como “don” o “talento” innato, que originalmente ha sido otorgado por naturaleza a muy pocos seres humanos que estarían predestinados a ser “genios” (y por tanto artistas), lo cual reduciría, aún más, el bloque social de privilegiados por naturaleza, además de que justificaría, según esta distinción colonial de clase, la dominación histórica de un grupo social sobre otro.